Después de haber tenido algunas series divagaciones con algunas personas conocidas, desconocidas, extrañas, raras, fenómenas y demás -dónde yo también podría ser cualquiera de todos ellos-, he decidido expresar entre líneas mi pensar político puesto que -usando el comienzo de un poema que tanto me gusta y una buena expresión peruana- “me importa” “un carajo” si te parece bien o no, pero como ya leíste carajo seguro no seguirás leyendo este artí-culo, porque este tiene el arte del culo, perdón, de julio. Pero ¿por qué julio? Porque sencillamente por estos días, como peruanos, llevamos en tiempos de dulce espera nacional, aunque con la realidad política que nos toca afrontar yo no podría llamar dulce espera, puesto que es una Barca, dijo Calderón de la M. -o si lo queremos más sutil y real –lo diremos como Henri Frederic Amiel:- “a lado de lo que la imaginación se figura y promete, la realidad es poca cosa”-. Pero ¿por qué la realidad es poca cosa? Es algo que luego intentaré explicar, por ahora iré a lo que aquí quiero expresar.
Hace un determinado tiempo recibí las dulces palabras de una niña con DNI azul, fueron tan dulce como mi expresión peruana, puesto que me dijo que yo –no tan literal porque no recuerdo bien pero más o menos por ahí va-: “me creo superior a ella, sabio y no sé qué tontería más, pero en realidad me tomo las cosas a la ligera en las cuestiones políticas y, por tanto, no iba a discutir conmigo sobre temas políticos puesto que no era un tema para opinólogos sino para expertos”, o sea, manyas broster: no me jodas ignorante de Barca, respondería Calderón de la M.
No voy a negar que este hecho me dejó pensando en que quizás yo andaba en una tan sesgada decisión al haber decidido #VotarViciado, puesto que para mí ningún candidato merece la pena moral ni éticamente mi voto. Entonces, de este modo, me había puesto a replantear la tonta idea que tenía en mi pase de la adolescencia a la juventud y la que en aquellas ocasiones me llevó a votar por Castañeda Losio, Alán García, entre algún otro sujeto desconocido desde alcaldes hasta congresistas; y la realidad ha demostrado que al votar por ellos he sido uno de los auspiciadores de sus actos corruptos, puesto que fui uno de sus electores, puesto que al votar a favor del mal menor, no hice otra cosa más que seguir apoyando a la corrupción reinante; es decir, lo único que hice fue ser parte de la doble moral de la vida o del ciudadano votante.
Felizmente, en ese momento de andar pensando en aquella bofetada, recordé a aquel valiente poeta peruano, quien admiraba al mismo poeta Español que yo, sólo que con la diferencia que yo lo admiro más porque hizo realidad su palabra que por su poesía: “Yo nunca seré Político. Yo soy revolucionario porque no hay verdadero poeta que no sea revolucionario” – así pronunciaría Lorca al marcar la historia con la generación del 14, tan igual como en algún momento de su vida escribiría Javier Heraud para luego hacerlo realidad: “Yo no me río de la muerte. Sucede, simplemente, que no tengo miedo de morir entre pájaros y árboles. Yo no me rio de la muerte, pero a veces tengo sed y pido un poco de vida, a veces tengo sed y pregunto diariamente, y como siempre sucede que no hallo respuestas sino una carcajada profunda y negra”.
Estos hombres no fueron cualquier hombre, fueron hombres que fueron poetas y poetas que fueron hombres; por tanto, tenían un amor a la vida que trascendía no solo en sus obras literarias sino más allá de ellos, tuvieron la valentía de profesar su amor a la vida a tal punto de luchar por sus hermanos, por sus iguales, por el bienestar social, algo que debería ser el fin principal de la política: el bienestar de la sociedad y no la de los políticos, como en la actualidad se profesa.
Ahora vayamos a desglosar la expresión de aquella niña con DNI azul: Es cierto que yo de política no conozco más allá de lo que hasta el día de hoy han podido ver mis ojos, mi curiosidad y mis pensamientos, puesto que no he querido indagar más allá después de mi experiencia lectora, con mis dos ciclos de ciencias política, donde me di cuenta que la política es para suicidas, mártires o simplemente apasionados de la doble moral, del poder; puesto que es –como diría una gran amiga mía:- “no quieras cambiar a la mafia estando dentro de la mafia”; por ello considero que la política en la actualidad es innecesaria para un cambio real en la sociedad. Pues esta misma mafia fue la que inspiró a grandes escritores como Platón, Aristóteles, Maquiavelo a escribir propuestas para mejorar la política, tan igual como lo han venido haciendo otros muchos otros a lo largo de la historia, después de ver ciertas deficiencias o necesidades de la política actual reinante, según el tiempo de cada uno.
También existieron algunos hombres que vieron la otra necesidad de la política corrupta para purificarse, esos hombres fueron revolucionarios y lucharon contra el sistema para mejorar la sociedad, yo imagino que estos hombres dijeron más o menos así como Ortega en el 14: “Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo” y armaron “la rebelión de las masas” y cambiaron la historia. No como ahora, donde sólo nos limitamos a decir: “es tiempo de elecciones, hay que elegir el mal menor, total igual tenemos que trabajar, salga quien salga, para poder seguir teniendo o mejorando el nivel de vida con el que contamos actualmente”.
Bien, ahora sí, vayamos a ver por qué no votaría por PPK ni por Keiko –y quizás estas cosas ya están dichas por otros, puesto como me dijo un día un gran amigo: “en la vida no nos inventamos más que cinco cosas, ya lo demás está dicho”; pero las digo porque encuentro razones moralmente razonables para decir que no votaría por ellos-:
1.- Pedro Pablo Kuczynski: Este candidato se muestra como un hombre de moral y ética intachable, es lo que al menos alguna vez lo he escuchado en alguna entrevista, cosa que no lo considero así por las siguientes razones: En las postulaciones pasadas hubo un acontecimiento del que me quedé pensando demasiado sobre la integridad de este hombre que se presenta como un caballero, puesto que un caballero es una persona intachable, con determinada ética y moral. Este acontecimiento es el hecho de haber hecho popularidad con la cogida de sus genitales, esto mostró una careta de falsedad, puesto que hizo popularidad con ello, porque como diría Gregorio Marañón en el Prólogo a sus Ensayos Liberales: “no admitir jamás que el fin justifica los medios, sino que por el contrario, son los medios los que justifican el fin. El liberalismo es, pues, una conducta y, por tanto, es mucho más que una política”. Por tanto, su conducto fue política, sin personalidad. Es decir, PPK es un ser carente de personalidad, se adecúa a lo que necesita para alcanzar su fin, no tiene medios concretos, no es de fiar. Creo que una persona con una personalidad bien definida no se dejaría arrastrar por esta ola de vulgaridad y en nuestra historia hemos tenido un ejemplo de integridad –aunque su actitud no fue la más correcta, puesto que su actitud no fue la ideal, y este es el caso Barnechea: quien ya sabemos que bajó su popularidad simplemente por devolver un sombrero y no comer chicharrones, simplemente por no haber sido falso con su disgusto, por haberse mostrado como la persona que es, quizás pedante, pero fue real, íntegro y no como el todavía candidato a la presidencia-. Esta actitud “camaleónica” –si así la queremos llamar- me dio mucho qué pensar sobre la moral y ética del señor candidato PPK. Y para terminar mi no voto por PPK, para que vean que no sólo es una cuestión de ética y moral sino también de real preocupación y de intencionalidad en sí, leí su plan de gobierno, fue uno de los 10 candidatos que leí. En este plan de gobierno no encontré más que tecnicismos, al punto de que terminé recordando la canción de Pimpinella: “Palabras, palabras, palabras”… puesto que se supone que el plan de gobierno es para que nosotros (los votantes) nos enteremos de sus propuestas, y nosotros (los votantes) somos un grupo demasiado variado, tenemos desde los que no saben leer (y no por eso los llamaría ignorantes) hasta los que profesionalmente son unos perfectos mediocres e ignorantes así como también hay letrados. Entonces, al tener un grupo tan variado como el que tenemos en los votantes –y en su mayoría de bajo nivel educativo- no podemos presentar una propuesta con demasiados tecnicismos, puesto que al final el votante no se entera de nada. Y quizás alguien por ahí me diga como mi mejor amigo: “pero es que no todos van a leer eso” y no recuerdo que más me dijo, pero en medio de la cólera me hizo reír en vez de llorar. Creo que si se trata de ser transparente debemos buscar como más o menos escribiría José Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote: “Claridad significa tranquila posesión espiritual, dominio suficiente de nuestra conciencia sobre las imágenes, un no padecer inquietud ante la amenaza de que el objeto apresado nos huya”. Entonces, como PPK no tiene integridad moral no tiene claridad, razón por la cual planteó como planteó su Plan de Gobierno, sólo para letrados y no para el pueblo. También, de este modo, al no tener claridad, es que en los últimos tiempos lo hemos visto caer en los golpes bajos contra la otra candidata presidencial, los cuales por más verdades que tengan sólo muestran a un hombre desesperado, a un hombre sin integridad, a un hombre capaz de hacer cualquier cosa para alcanzar aplastar a su adversario y conseguir lo que quiere, ya que no es capaz de ganar la batalla con sus cualidades personales.
2.- Keiko Sofía Fujimori Higuchi: La primera razón por la que no votaría por ella es la razón principal para conocer la esencia de esta candidata, y no tiene que ver con la historia de su padre, puesto que esa es historia pasada y aunque no fue la forma correcta hay cosas que se pueden rescatar de ahí, pero ni por esas cosas que se puedan rescatar del gobierno de su padre puedo decir que la candidata a la presidencia pueda ser moral ni éticamente rescatable, porque ¿qué persona que tiene vocación de servicio trabajaría en una entidad donde el fin supremo es el servicio a la población y se iría a descansar 500 días? ¿Alguien podría explicarme? Creo que si usamos la razón o razonamos un poco, podremos darnos cuenta sencillamente que hay que ser lo suficientemente descarados para decir que queremos servir al país haciendo esto justo cuando estás en un cargo de servicio al país. Luego, es tanta la ambición de llegar al poder de esta mujer, improductiva para la sociedad, que en el último debate justificó esos 500 días con licencia de maternidad. Razón por la cual me da pavor esta mujer, a la que yo no me atrevería a llamar madre, puesto que para mí el término Madre es como el título Señor, Señora, Dama, Caballero, algo que una persona se merece por la integridad de sus actos y pensamientos. Creo que el término correcto para ella es sólo mamá, dio a luz, “las quiere y las cuida”, pero no duda en usarlas a beneficio propio, es decir, son una herramienta de su vida. Si continuo con la lista de incompetencia y de terror que representa esta mujer no podría terminar ahora. Y para comprender mejor por qué razón con ese ejemplo de los 500 días me es suficiente para decir que Keiko Fujimori no merece mi voto, citaré a Sartre en el Humanismo es un Existencialismo: “el hombre es poseedor de una naturaleza humana; esta naturaleza humana, que es el concepto humano, se encuentra en todos los hombres, lo que significa que cada hombre es un ejemplo particular de un concepto universal, el hombre”. Esto me lleva a decir que Keiko sólo actúa en beneficio propio, con egoísmo, creyéndose salvar a sí misma, puesto que no aprendió aquello que Unamuno resumiría muy bien en El Sentido Trágico de la Vida: “Nada hay más universal que lo individual, pues lo que es cada uno lo es de todos. Cada hombre vale más que la humanidad entera, ni sirve sacrificar cada uno a todos, sino en cuanto todos se sacrifiquen a cada uno. Eso que llamáis egoísmo, es el principio de gravedad psíquica, el postulado necesario. <<¡Ama a tu prójimo como a ti mismo!>>, se nos dijo presumiendo que cada cual se ame a sí mismo; y no se nos dijo, ¡ámate! Y, sin embargo, no sabemos amarnos”. Entonces, ¿cómo podría votar por alguien así? Creo que si digo tener al menos la mínima preocupación por los míos o el mínimo uso de la razón, no podría votar por alguien que no lo tiene por los suyos, por alguien que no le importa usar a sus hijas de chaleco antibala para salvarse, por alguien que dice tener vocación de servicio y no es capaz de servir cumpliendo con su deber. Sería una gran falta de respeto a la humanidad en sí.
Entonces, viendo estas dos opciones y contando con el derecho a la libertad de expresión lo ideal era llevar mi foto y pegar en medio de los dos y votar por mí, como ya lo hice en las últimas elecciones municipales, pero en este caso en concreto tengo la opción de solo ir a votar viciado, de poder viajar para ello,–aunque muchos me digan que no se respeta ni toma en cuenta, aun así- la única opción razonable que encuentro es viciar mi voto o, caso contrario, no ir a votar, al final creo que es lo mismo porque de cualquier forma no votaría por nadie, salvo que en este último hay que pagar multa porque estamos obligados a ir a votar –sólo espero que no voten por mí-.
Y para terminar: ¿por qué la realidad es poca cosa? Sólo basta echar un vistazo a nuestra realidad nacional, a nuestro nivel de educación, de salud, de seguridad, de alimentación, de trabajo para saber que a pesar de ser uno de los países más ricos del mundo, como diría aquella frase popular que inmortalizó Raimondi: “El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”. A pesar de todo esto seguimos siendo un país tercermundista, aunque para mí esta cojudez de primermundista y demás cojudeces de catalogación “me importan un pito” –diría Oliverio Girondo, puesto que lo que debería importarnos es que el hombre pueda vivir dignamente una vida humana como persona y no como en la realidad aún se puede contemplar, desde el salvajismo hasta la robotización del hombre. Razón por la cual me pregunto: ¿dónde están los intelectuales de las universidades? ¿Dónde están las universidades? ¿No se supone que es la casa del saber? Qué saber nos están enseñando si vemos a los jóvenes que salen a apoyar a un payaso de circo, a una mujer que no tiene ni el menor respeto por sus hijas y que encima roba el dinero al estado, les roba el dinero de los tributos que pueden pagar o que pagan sus padres. Qué saber podría decir que se aprende en la casa de estudios si es que el hombre cada día sabe menos ser hombre y es más máquina o herramienta de trabajo, si su libertad se limita a que hay que votar por alguien, por el mal menor, porque debemos tener un presidente y demás. Qué saber estamos obteniendo si es que no sabemos diferenciar entre lo bueno y malo, entre lo que es y no es, entre la necesidad de tener un presidente y la dignidad de que alguien sea presidente, pues en el primero siempre tenderemos a votar porque tenemos por votar y elegir a alguien, y en el segundo, buscaremos que se respete realmente la democracia, es decir, buscaremos a alguien que nos represente a nosotros con dignidad, puesto que nosotros somos hombres dignos de respeto, porque “uno es el hombre: tú, yo, él, nosotros, vosotros, aquellos”, porque somos un concepto universal, porque este es “el tema de nuestro tiempo”, de nuestra generación, es decir, hay que saber aplicar el saber desde el saber y no simplemente desde el conocimiento, puesto que el conocimiento es limitado, así que no nos limitemos a votar porque tenemos que votar sino votemos con dignidad y por la dignidad, por nuestra dignidad como seres libres por derecho, por constitución, por la lucha de otros que se inmolaron para poder gozar de esta libertad y dejemos de ser ganados, ovejas; seamos libres, personas libres, no sólo cantando el Himno Nacional, sino hombres que cambien la historia desde lo que hacen, desde lo que aprenden, desde lo que estudian, desde lo que leen y creen, desde lo que son capaces de enseñar a otros para su bien, es tiempo de la rebelión de las masas, esa masa a la que pertenecemos todo hombre puesto que pertenecemos al concepto universal, al concepto humano por nuestra naturaleza, y por esta naturaleza humana no podemos permitir que se sigan atropellando nuestra libertad y mucho menos la dignidad de todos. Y si nadie es digno de nuestro voto, moral y éticamente, lo más cuerdo que podemos hacer es #VotarViciado para no caer en la doble moral del mal menor.