lunes, 2 de diciembre de 2013

Tú & Yo y Alguien Más!

Tú & Yo Y Alguien Más!

Después de muchos intentos de comprensión y de conversaciones fallidas para mejorar puntos débiles de un tú y yo, he llegado a entender, conocer y dar razón al por qué a veces la persona busca agregar una persona más a la unión de dos – en este caso específico me refiero al acto de infidelidad que comete aquella persona que siempre quiso y deseó ser realmente fiel, es decir, aquella persona que ama con locura, tanto que es capaz de idolatrar a la otra persona, sin exagerar-.
Antes de este momento para mí era inconcebible comprender o pensar que si existe tanto amor ¿cómo es posible que una persona le sea infiel a la persona que ama? Esto me remonta a mencionar mi escrito anterior ¿El amor acaba?, donde indico que el amor no puede acabar mientras uno vive, porque el amor está en uno y no en la otra persona, porque lo que uno hace es tomar la firme decisión de dar amor a la otra persona, y en esta decisión de dar amor no sólo se decide dar amor, se decide intercambiar muchas cosas, deseos, sueños, anhelos, metas y tantas cosas más, que son necesidades propias de ese sentirse amado de la misma forma en que se ama, porque eso es amarse, porque considero que el amor es hacer de la vida de la otra persona nuestra vida así como que nuestra vida es la vida de la otra persona, con esto no digo que los dos sean iguales, sino el compartir todo.
Después de ver esto, podría decir que creo que existen dos razones importantes por las que llega o puede llegar a existir esta tercera persona: La primera es la necesidad de saciar esas necesidades que se dan con los sueños, anhelos, deseos, entre otros, los que se esperan vivir con la persona amada, lo cual no se logra a dar, a sí de fácil, gracias a que existen muchas diferencias entre ambos, por el simple ello de que cada persona es única a irrepetible y que tiene una personalidad formada con determinados actos que indican la cultura con la que se crió y formó, en la que desarrolló su personalidad, su forma de ser, de obrar y actuar, lo cual permanece muchas veces inflexible, ya que la persona se ciega a las mejoras por el orgullo de creerse perfecto o más que los demás o simplemente porque no ve los errores que comete con determinados actos o sencillamente porque no existe razón para mejorar actos que son buenos y que podrían dejar de ser buenos si es que se aplican los consejos solicitados simplemente porque la otra persona considera que no se están haciendo bien y que lo debería de realizar de una forma distinta, la que podría estar errada y por lo tanto podría dejar de ser bueno. Y la segunda razón está muy ligada a la primera, que tiene que ver justamente con la aplicación de la comunicación en la pareja para informar sobre estas necesidades que uno anhela saciar en la relación; es decir, después de incontables conversaciones y discusiones donde se ha esperado con paciencia y oportunidades que exista el interés y comprensión de la otra persona para realizar determinados actos que llenan de alegría la saciedad de las necesidades que se tiene de la persona amada, para lo cual se necesita bastante capacidad de renuncia – al decir esto no quiero decir que se hagan cosas que van contra de la esencia personal que cada uno tiene en su ser, es decir, que no tienen por qué ir en contra de sus principios, valores,  y de su ética y moral personal; tampoco quiero decir que se tiene que saciar todas las necesidades que tiene la persona amada, porque hay necesidades que jamás se pueden saciar porque escapan de lo moral, normal y natural–.

Pues, es así que, al existir la  falta de atención a las necesidades personales se crean, en uno, vacíos que se convierten en insatisfacciones de los sueños, anhelos entre otros, los que producen varios cuestionamientos sobre la relación, llevando así a pensar que existe incapacidad o absoluto descuido de la otra persona en los detalles que son muy importantes para uno, haciendo notar que parecen ser insignificantes para sus ojos al no prestarle la debida atención.
Ante esto, cabe recordar que por naturaleza la persona de por sí es egoísta; por tanto, siempre va a anteponer lo que ella quiere antes que lo de la otra persona, ya que este proceder es una forma natural de actuar, el que se realiza por instinto. Y es aquí que no puedo comprender cómo una persona que le gusta recibir ciertos gestos, detalles, actos, de la persona que ama, porque le gusta y le hacen sentir importante y le roban sonrisas y alegrías cuando la otra persona lo hace, sea tan egoísta de no poder tener los mismo gestos, detalles, actos, o como lo quieran llamar. Esto me hace recordar una conversación con una pareja de esposos filósofos, donde les pregunté qué era el amor para ellos. Él me respondió: El amor es obsesionarse con hacer feliz a la otra persona. A lo que ella agregó: Habrá muchas cosas en las que ambos serán totalmente opuestos, pero es ahí donde se tiene que demostrar el amor, entre ambos se deben enseñar y aprender a hacer las cosas lo mejor posible, sin sentirse ni hacer sentir mal a la persona amada. Esa fue una conversación que se quedó grabada en mi ser, en mi pensamiento, sobre el amor. En ese momento sentí que no tenía nada más que preguntar y les di, absolutamente, la razón a ambos, porque se enseña a amar con el ejemplo.
En la práctica es muy difícil obsesionarse con hacer feliz a la otra persona; pero, ¿por qué razón podría ser difícil? Porque cuando empiezas a dar lo mejor de ti, el todo de ti, para hacer feliz a la otra persona y no sientes la misma sensación, pasión, entrega y disposición, sientes que en ti se produce la sensación de la ausencia del interés de la otra persona por los detalles que reafirmen su amor por ti, y esto te hace sentir que no eres amado y que quizás estés dando demasiado, o simplemente en vano, no logrando aquello que es el fin principal del obsesionarse con hacer feliz a la otra persona y es por eso que tú no estás siendo feliz. Y al sentir esta sensación se producen miles de miles de millones de preguntas en la mente que hacen que esas ganas de dar amor se conviertan en un pasivo, en un quedarse en espera, entrando en un proceso de resignación que o bien puede morir en el intento o bien en reinventarse mediante una mejor comunicación con la pareja donde se expresa y se toma en cuenta los sentimientos, emociones, dolores, sufrimientos y más, para evitar la ausencia de estos pequeños detalles, insignificantes para uno y grandes para el otro.
También hay que ser conscientes que toda demanda tiene sus resultados que se transmite en consecuencias y que se manifiestan en diversas  expresiones: Considero que la manera más fácil es terminando la relación, la otra es quedándose callado, también otra es llegando a un cada quien hace lo que se le da la gana y da lo que quiere dar y sin reclamar, es decir, cada uno por su lado y llevamos la relación sin problemas, y la más jodida es sacando los pies del plato. En las tres primeras existe una comunicación, en la última casi nunca se da. Pero, cabe mencionar que toda conversación para mejorar la relación tiene que ir acompañada de obras concretas y puestas en marcha apenas se comprenda, y si no se comprende solicitar que nos ayuden a aclarar nuestras dudas. Caso contrario, cuando no se pone en obras el mejorar contribuye en gran medida a que la persona saque los pies del plato y pruebe nuevos caminos donde saciar esas demandas. Esto no quiere decir que se ha dejado de querer compartir la vida con la persona que se está o que se ama, sólo que se entra en un momento de trance, de duda, de cuestionamientos, de locuras y de muchos errores, porque simplemente, anteriormente, se cometieron errores con la falta de atención a las necesidades de la relación y de la pareja, a pesar de que estos vacíos fueron manifestados en diversas conversaciones o discusiones donde se pedían a gritos, súplicas, ruegos, de buena y mala manera, a la persona que amamos que nos preste la debida atención para superar juntos un mal momento, que es parte de un proceso de adecuación entre dos personas que se aman y deciden compartir sus vidas como si fuera una; muestra de que no se ha dejado de querer compartir la vida con la persona amada es el sentido de remordimiento que existe cuando se saca los pies del plato, los que recorren todo el interior, toda la mente, todo el ser, con repugnancia, provocando la sensación de sentirse una persona desgraciada o de lo peor, ausentando así la paz interior, la que sólo se consigue con el perdón a sí mismo y con el marchar a buen camino para el futuro. Por eso, es importante que se preste atención a esas demandas que se dan en las conversaciones y discusiones por la falta de atenciones. Se pueden evitar muchas cosas al comprender la importancia que tienen las cosas para la otra persona y hacer entender que también sus necesidades son importantes para uno; pero, hay cosas que no se pueden hacer porque son cosas que van en contra de la persona en sí.


Nota: Ruego tener en cuenta que cuando hablo aquí de infidelidad estoy tocando simplemente en el campo de los que saben amar, de los que luchan contra sus impulsos y deseos, antes de cometer errores de terceras personas en la relación y no de aquellos HP que nunca les interesó amar y que simplemente buscaron saciar sus instintos naturales del placer. También hay que tener en cuenta que si estás con una persona es para juntos lograr algo, no para esperar hacerlo en el después. Lo importante se atiende en el momento, lo que no importa queda para después. 

PD: Cabe recordar que este escrito puede tener muchos fe de ratas.

@Macv Chávez

"Un Dulce Forma De Hablar de Política"

Después de haber tenido algunas series divagaciones con algunas personas conocidas, desconocidas, extrañas, raras, fenómenas y demás -d...