jueves, 29 de noviembre de 2012

La Libré Del Batallón De La Muerte


La Libré Del Batallón De La Muerte!


Tengo una fuerte migraña, de la indignación e ira, de la cólera y de los trastornos que se puede vivir en unas cuantas horas perdidas en un Hospital Nacional. Se suponía que era el mejor en los temas relacionados a la enfermedad, la cuál lastimosamente no me da el bolsillo como para no tratarla fuera de él, aunque creo que tampoco se le pueda tratar fuera, y el costo no variaría tanto. Pero bueno, mejor está fuera que dentro de ahí, creo que cualquier persona podría morir de tanta depresión a causa de la realidad social que se vive en un hospital.

La lista del batallón de la muerte empieza con el pago en caja para sacar cita para un determinado día con la especialidad N, la cuál es consultado por el cajero antes de imprimir el boleto… confiado de ello, no me fijo para nada en la boleta, por la prisa de tener que ir a trabajar y por la confianza que tenía al escuchar que la cita era con determinada doctora de la especialidad N. Resulta que al día siguiente como tenía que regresar para unos análisis, me doy cuenta que la boleta está para la especialidad X, por tal razón me acerco a caja para cambiar la cita con la especialidad y doctora correspondiente. En caja realizan en cambio en la boleta escribiendo a mano, por lo cuál consulto sí no habría ningún problema por ello, me dicen que no, que ya cambiaron en el sistema a la especialidad y doctora correcta. Confiado procedo a retirarme.

Todo estuvo bien, hasta que llegó el día indicado de la cita. Llegue temprano, para pasar rápido o poder ir a trabajar por lo que quedara por la tarde, cosa que de nada sirvió. Al momento de ser atendido, no contaba con la historia ni los resultados del examen realizado. Seguido de ello procedo a ir por el historial a archivos y como resultado el historial andaba en la especialidad X, preguntando sí lo habían llevado ahí con todo los resultados, la respuesta fue ahí debe estar. Cosa que no fue así, informé a la enfermera, Malagracia, de la situación, entonces ella buscó la historia y le entregó a la doctora, volví a pasar con ella, entonces no había los resultados. La doctora preguntó por ellos, y entonces la enfermera Malagracia dijo que no había nada; la doctora mandó por ella, pero mala gracia dijo que debían estar en archivo; y la doctora quiso atender así. Yo no permití y fui, otra vez, a archivo por los resultados. Volví para la consulta, por tercera vez, entonces la doctora no veía nada grave, pero quería tratar por hospitalización el tratamiento para ver la evolución con las pastillas; así que mandó hospitalización. Me mandó a informar ello a la enfermera, quién debía llevarme al área de hospitalización para realizar toda la tramitación correspondiente, cosa que no fue así; porque Malagracia, refunfuñando entre dientes, le escuché decir: qué hospitalización sólo atiende hasta las quince horas- no miré el reloj pensando que era más- y me llevó a emergencia para que de ahí procedieran a enviarme a hospitalización.

Llegué a emergencia, y nuevamente todo el drama, no leía la orden de la doctora del consultorio externo, porque los de emergencia es un área aparte y por tanto tienen que volver a tomarle los datos y hacer todo de nuevo, es decir: hoja de consulta, análisis y hacerte esperar y esperar. Tanto que por ahí le cayó un grito al doctor cuando me quiso echar de la sala y me respondió que en todo caso la lleve a tratar a una clínica, si estoy apurado. Terminado el martirio de los análisis, resulta la historia que estos doctorcillos de pacotillas, de a sol la docena, principiantes que se creen dioses, mandan a otra doctora ver el trámite de hospitalización, la cuál al rato viene a decir que no procede, que no hay camillas y bla bla bla bla.... Entonces yo, fastidiado por el tiempo perdido, por la pésima atención, por la incompetencia, por la mediocridad, por todo lo demás, simplemente los miré y les dije: Gracias por el tiempo perdido y adiós.

Y para terminar el drama, no caerían mal algunos anécdotas: La primera es que tenía una infinita ganas de descargar líquidos del cuerpo, y creo que recorrí todos los servicios higiénicos del hospital para encontrar uno, más de diez minutos buscando y preguntando, tanto que cansado de preguntar a un grupo de chicas, trabajadoras del lugar, nada feas, les pregunté: Señoritas, disculpen, dónde puedo encontrar un servicio higiénico aquí? Pero, los de esta zona y esta otra están cerrados. No sabían qué responder, hasta que les dije: O tengo que buscar una árbol para ello? Sólo sonrieron hasta que se le prendió  a una de ellas el foquito de la memoria, y todavía con la emoción en la cara, por mi última pregunta, dijo: en el área de emergencia hay uno. Así que otro largo paseo por el hospital me tocó.

El segundo fue ver a una técnica o enfermera de emergencia enjoyadas hasta las nalgas, luciendo sus alhajas por doquier mientras los pobres internados en emergencia se aquejaban, ella las lucía coqueteando con las miradas a uno de los doctores que no hacía reparo en devolverle la atención de las miradas en un ambiente de tensión.

Tercera anécdota: Antes de pasar por todo este martirio leí una hermosa frase que tenía que dar respuesta al final de la historia: Sí nada nos salva de la muerte al menos que el amor nos salve de la vida!

"Un Dulce Forma De Hablar de Política"

Después de haber tenido algunas series divagaciones con algunas personas conocidas, desconocidas, extrañas, raras, fenómenas y demás -d...