viernes, 17 de agosto de 2012

La Persona Humana Desaparece Frente Al Dinero


Caí en el error de pensar como yo y me olvidé que no sé cómo piensan los demás!

En una determinada conversación comprendí que Las Personas Desaparecen Frente Al Dinero, cosa que me sorprendió mucho porque en dicha entidad tenían dos conceptos importantes dentro de la cultura organizacional que venían impulsando hace poco y por la cual felicité a uno de los promotores, por tan grandiosa campaña que afianzará la filosofía y el fin de la empresa, cosa que admiré mucho desde el principio porque con tantas cosas que conocí por otras conversaciones con otras personas, imaginé que son pocas las empresas que la tienen.

Después imaginé que el ambiente conceptual de esas campañas tendría que ver con la concientización digna del trato a la persona humana, es decir, el respeto. Pero no fue así! En otra conversación me quedé estupefacto por el trato recibido, entonces recordé la conversación anterior, solicitando que manifieste su versión de los hechos, lo cual me parecía lo más razonable de hacer en el caso de que una falta de respeto se diera y además de toda la predisposición de trato.

Entonces me quedé tranquilo, porque como persona humana pensé que, como la empresa tiene como fin defender y velar por la dignidad humana y defensa de la vida; además que existía una campaña de respeto entre compañeros, formando parte de la cultura organizacional, todo saldría bien, que no iba a existir intimidación ni nada por el estilo o cosa peor.

En una tercera conversación, me encuentro con el hecho de que el jefe de las dos personas del conflicto, escuchó sólo una versión, quien terminó como víctima, poniendo a la otra persona en aplicación de la palabra antes del final en el juego de ajedrez, colocando en un lapso de impotencia, permitiendo que el silencio opacara a la razón del acto que debió proseguir después de notar la clara evidencia de las reglas de juego, es decir, la segunda persona por razones que escapaban a sus ganas de hacer lo correcto, simplemente debió contemplar como desaparecía ante el dinero que representaba la gestión de la otra persona, sin importar cómo lo hiciera internamente.

Sorprende? Sí. Qué pasó? Sencillamente el jefe no quiso escuchar y empezó a manifestar su veredicto final colocando entre la espada y la pared a la persona que sufría de impotencia de ser nadie en una lista de falsos intereses, siendo la persona que ha decepcionado a la institución, del que no esperaban esa reacción de su parte, y que no sabían por qué actuó así y que no lo quieren saber, ya que la otra persona tiene un título profesional, y él no cuenta con ello y dentro de la institución todavía es un don nadie, por tanto tiene que obedecer lo que la otra persona ordene sin importar como lo haga o diga, y encima, a partir de la fecha será su jefe.

Apasionantemente indignante, para cualquier persona con sentido de humanidad. Como para sorprenderse! Toda la tercera conversación me dejó unos días sin neuronas, absorto en ese momento que pasaba la persona, en los espasmos provocados, en los atónicos cruciales momentos de sugestión que pueda sufrir la persona por sentirse tan efímero ante el dinero, horrorizado por tan vergonzosa situación, intentando entender cómo es posible que exista esa clase de proceder en instituciones tan vanagloriadas por su profesión de los valores, de la defensa a gritos de la dignidad humana y del respeto a la vida humana? Sinceramente no encuentro respuesta, por eso es que escribí una frase personal al empezar a escribir este artículo: Caí en el error de pensar como yo y me olvidé que no sé cómo piensan los demás!

No soy santo de mi propia devoción ni la de mi madre, tengo sin fines de errores, aún todavía soy un niño en muchas cosas, cometo errores sin darme cuenta y a propósito, a veces soy un perfecto desgraciado para tratar de hacer ver su error a alguien (cuando no existe otra opción y otra forma de hacer entrar en razón a alguien, e incluso cuando a veces la gente necesita de su propia medicina); pero creo que en el caso de un conflicto lo primero que se debe hacer es poner en práctica la capacidad de comunicación que tenemos como personas humanas para poder solucionar con dignidad y respeto las cosas; no podemos actuar como si viviéramos en el Imperio de la edad media o en la de Poncio Pilato, aunque exista mucha tendencia al lavado de manos. Ahora nos encontramos en la Era del Conocimiento, donde existen los temas de derechos humanos, dignidad humana, entre tantas cosas más que han ayudado comprender mejor el valor de la persona humana. Por tanto, pienso, dentro de una institución, una empresa, y más dentro de una que intenta defender la vida y promocionar el trato digno de la persona humana; no puede existir tal forma de denigrar a la persona por el simple hecho de no contar con un título profesional o por el simple hecho de hacerle sentir que desaparece ante el dinero. Con esto no estoy diciendo que la empresa debe permitir pérdida de capital por error del trabajador, en eso yo no estaría de acuerdo ni intentaría justificarlo sí es por una mala gestión, pero bueno, este no es el caso. Lo que se intenta hablar aquí es sobre el trato que se debe brindar a un trabajador dentro de los conflictos laborales que pueda existir por falta de una buena comunicación, el cual debe estar guiada por un trato digno de toda persona humana.

Hoy en día no podemos dejarnos cegar por la políticas consumistas e hipócritas que nos venden muchas personas y empresas para justificar explotaciones y denigraciones de la persona humana que sufre deficiencias por equis razones de la vida, ni debemos permitir que la falta de un título profesional sea síndrome de incapacidad para sufrir depreciación, o cosa parecida, que provoque sentirse nada dentro o fuera de la sociedad laboral. Debemos demostrar, cada día, que hemos aprendidos a ser personas y que dejamos de ser primates que actuamos por instinto de supervivencia, porque el derecho de una persona empieza dónde termina el derecho de otra persona y termina cuando empieza el derecho de otra persona; por esa razón, no podemos permitir que estos derechos se violen bajo ningún contextos de una manera tan vil. Aprendamos a ser más humanos, que la humanidad es lo que nos hace feliz como personas. 

Nadie es más grande ni más poderoso, mucho menos más inteligente o más sabio, que otra persona cuando aprende a conocer el verdadero valor de ser persona humana.

"Un Dulce Forma De Hablar de Política"

Después de haber tenido algunas series divagaciones con algunas personas conocidas, desconocidas, extrañas, raras, fenómenas y demás -d...