La Libré Del Batallón De La Muerte!
Tengo una fuerte migraña, de la indignación e ira, de la cólera y de
los trastornos que se puede vivir en unas cuantas horas perdidas en un Hospital
Nacional. Se suponía que era el mejor en los temas relacionados a la enfermedad,
la cuál lastimosamente no me da el bolsillo como para no tratarla fuera de él,
aunque creo que tampoco se le pueda tratar fuera, y el costo no variaría tanto.
Pero bueno, mejor está fuera que dentro de ahí, creo que cualquier persona
podría morir de tanta depresión a causa de la realidad social que se vive en un
hospital.
La lista del batallón de la muerte empieza con el pago en caja para
sacar cita para un determinado día con la especialidad N, la cuál es consultado
por el cajero antes de imprimir el boleto… confiado de ello, no me fijo para
nada en la boleta, por la prisa de tener que ir a trabajar y por la confianza
que tenía al escuchar que la cita era con determinada doctora de la
especialidad N. Resulta que al día siguiente como tenía que regresar para unos
análisis, me doy cuenta que la boleta está para la especialidad X, por tal
razón me acerco a caja para cambiar la cita con la especialidad y doctora
correspondiente. En caja realizan en cambio en la boleta escribiendo a mano,
por lo cuál consulto sí no habría ningún problema por ello, me dicen que no,
que ya cambiaron en el sistema a la especialidad y doctora correcta. Confiado
procedo a retirarme.
Todo estuvo bien, hasta que llegó el día indicado de la cita. Llegue
temprano, para pasar rápido o poder ir a trabajar por lo que quedara por la tarde,
cosa que de nada sirvió. Al momento de ser atendido, no contaba con la historia
ni los resultados del examen realizado. Seguido de ello procedo a ir por el
historial a archivos y como resultado el historial andaba en la especialidad X,
preguntando sí lo habían llevado ahí con todo los resultados, la respuesta fue
ahí debe estar. Cosa que no fue así, informé a la enfermera, Malagracia, de la
situación, entonces ella buscó la historia y le entregó a la doctora, volví a
pasar con ella, entonces no había los resultados. La doctora preguntó por
ellos, y entonces la enfermera Malagracia dijo que no había nada; la doctora
mandó por ella, pero mala gracia dijo que debían estar en archivo; y la doctora
quiso atender así. Yo no permití y fui, otra vez, a archivo por los resultados.
Volví para la consulta, por tercera vez, entonces la doctora no veía nada
grave, pero quería tratar por hospitalización el tratamiento para ver la
evolución con las pastillas; así que mandó hospitalización. Me mandó a informar
ello a la enfermera, quién debía llevarme al área de hospitalización para
realizar toda la tramitación correspondiente, cosa que no fue así; porque Malagracia,
refunfuñando entre dientes, le escuché decir: qué hospitalización sólo atiende
hasta las quince horas- no miré el reloj pensando que era más- y me llevó a
emergencia para que de ahí procedieran a enviarme a hospitalización.
Llegué a emergencia, y nuevamente todo el drama, no leía la orden de
la doctora del consultorio externo, porque los de emergencia es un área aparte
y por tanto tienen que volver a tomarle los datos y hacer todo de nuevo, es
decir: hoja de consulta, análisis y hacerte esperar y esperar. Tanto que por
ahí le cayó un grito al doctor cuando me quiso echar de la sala y me respondió
que en todo caso la lleve a tratar a una clínica, si estoy apurado. Terminado
el martirio de los análisis, resulta la historia que estos doctorcillos de pacotillas,
de a sol la docena, principiantes que se creen dioses, mandan a otra doctora
ver el trámite de hospitalización, la cuál al rato viene a decir que no
procede, que no hay camillas y bla bla bla bla.... Entonces yo, fastidiado por
el tiempo perdido, por la pésima atención, por la incompetencia, por la
mediocridad, por todo lo demás, simplemente los miré y les dije: Gracias por el
tiempo perdido y adiós.
Y para terminar el drama, no caerían mal algunos anécdotas: La primera
es que tenía una infinita ganas de descargar líquidos del cuerpo, y creo que
recorrí todos los servicios higiénicos del hospital para encontrar uno, más de
diez minutos buscando y preguntando, tanto que cansado de preguntar a un grupo
de chicas, trabajadoras del lugar, nada feas, les pregunté: Señoritas, disculpen,
dónde puedo encontrar un servicio higiénico aquí? Pero, los de esta zona y esta
otra están cerrados. No sabían qué responder, hasta que les dije: O tengo que
buscar una árbol para ello? Sólo sonrieron hasta que se le prendió a una de ellas el foquito de la memoria, y
todavía con la emoción en la cara, por mi última pregunta, dijo: en el área de
emergencia hay uno. Así que otro largo paseo por el hospital me tocó.
El segundo fue ver a una técnica o enfermera de emergencia enjoyadas hasta las nalgas, luciendo sus alhajas por doquier mientras los pobres internados en emergencia se aquejaban, ella las lucía coqueteando con las miradas a uno de los doctores que no hacía reparo en devolverle la atención de las miradas en un ambiente de tensión.
Tercera anécdota: Antes de pasar por todo este martirio leí una
hermosa frase que tenía que dar respuesta al final de la historia: Sí nada nos
salva de la muerte al menos que el amor nos salve de la vida!
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